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viernes, 27 de enero de 2017

El Rockero Nostálgico - Return to Ommadawn

Título: Return to Ommadawn
Artista: Mike Oldfield
Fecha de Publicación: 20 de enero 2017


Duración aprox: 42 minutos

    Reconozco ser un fiel seguidor de Mike Oldfield desde que tengo uso de razón. De hecho, recuerdo que la primera vez que escuché sus trabajos fueron el Moonlight Shadow y el Tubular Bells (sólo unos segundos que usaron para la película "El Exorcista" de la primera canción).
Mi reacción fue expectante al conocer que su nuevo trabajo estaría centrado en una de sus mejores obras: Ommadawn. Dicha expectación estaba más que justificada, por motivos evidentes, al tiempo que era imposible no sentir cierta incertidumbre ante la posibilidad de que ese retorno no fuera, ni de lejos, lo que cabría esperar del genio de Reading. Esa semana se despejó cualquier atisbo de duda: Oldfield lo había vuelto a conseguir, ofreciendo uno de los mejores trabajos de toda su vida.
    Grabado todo “a mano” por él mismo durante casi un año, con un sonido limpio y cuidado, una base rítmica espectacular en muchos tramos, y sin abusar de las percusiones (tan sólo en ciertos momentos clave, en los que los tambores africanos vuelven a tener un papel crucial), Mike juega con las sorpresas, regalándonos después de tantos años una de sus mejores producciones.
Ommadawn (1975)

    Cabe destacar, no obstante, que Return to Ommadawn se aleja notablemente de la secuela “espiritual” que supuso Amarok. Así, aquellos que estéis esperando una continuación lógica del trabajo del año 90, os sentiréis frustrados en cierto modo. En cualquier caso, si nos atenemos a las palabras de Oldfield cuando aseguró que había regresado a sus raíces musicales, efectivamente así ha sido. Éste nuevo álbum no podría tener mejor nombre. Es como viajar atrás en el tiempo y situar a Mike de nuevo en pleno 1975, en su etapa más acústica, pero con la experiencia musical y personal atesorada durante estos cuarenta largos años. Return to Ommadawn en un estéreo más que perfecto, que vuelve a presentar magistralmente todos los instrumentos y ofrece multitud de fragmentos ciertamente inolvidables.
Amarok (1990)

    Diferenciando ambas partes, la primera puede resultar ligeramente más sencilla, más reservada, en cuanto a producción. Su introducción presenta, tal y como describía recientemente el propio Mike, un fondo distante y unas flautas celtas que suponen un guiño a Hergest Ridge. A continuación, van cobrando especial protagonismo sus instrumentos de cuerda, desde Fender Strat a mandolinas, pasando por PRS, Gibson y guitarra clásica entre otros. Es en el minuto 12, tras un repentino cambio, cuando entran en juego los tambores africanos, decisivas percusiones a las que se irán sumando, in crescendo, los mismos juegos corales del primer Ommadawn (recuperados tal cual para la ocasión) y el sello inconfundible de Oldfield, sus solos de guitarra que fluyen, como toda la primera parte, con elegancia y sumo cuidado, destacando extremadamente la inteligencia de sus cambios.
    La segunda parte resulta más cálida, pero también más compleja y contundente, con fuerte protagonismo de teclados y guitarras en algunos fragmentos. Nacen así melodías fascinantes donde Oldfield tiene la posibilidad de destacar diversas genialidades durante sus 20 minutos de duración, regalándonos diferentes estados de ánimos e instantes de auténtico virtuosismo, tanto en la utilización de sus instrumentos, como en lo que a producción y composición respecta. Mike se adentra sutilmente en un perfil más celta, pero sin abandonar el carácter general que marcaba la primera parte, con melodías para el recuerdo cuyas notas, quizá, permanecerán para siempre en la memoria de sus seguidores. Cada escucha, sin duda, resulta mejor que la anterior.
    El seguidor fiel podrá echar en falta solos más virtuosos, pero es necesario recordar, no sólo la evolución de Oldfield durante las últimas décadas, sino también los contratiempos que sufrió durante la grabación de Ommadawn, en la que perdió excesivas horas de trabajo por problemas con las cintas, hasta el punto de llegar a perder todo lo grabado y tener que comenzar de nuevo. Todos esos esfuerzos, unidos a la infinidad de ocasiones en que tuvo que tocar las mismas melodías, hicieron mejorar enormemente su técnica para aquel álbum. Aparte de esto, la otra ausencia destacada del álbum, si es que queremos considerarlo como tal, es la omisión de un nuevo “On horseback”, el postre final que pusiera la guinda a semejante banquete musical tal y como ocurriese en el año 75.
    Si existe una parte realmente criticable del disco, sin duda puede ser su portada. Una composición gráfica que, como el propio Mike contaba recientemente, evoca el encuentro de un refugio seguro tras haberse perdido en la nieve. El álbum, mucho más abierto y esperanzador que su predecesor, no casa adecuadamente con dicho diseño.

    Desde un punto de vista totalmente externo al músical, el trágico contexto que rodeó la vida del genio de Reading durante el primer Ommadawn, se repite también en esta secuela. No hay que olvidar que Oldfield compuso Ommadawn enmarcado en uno de los peores momentos de su vida y con sólo 21 años: justo cuando empezaba a recuperarse de su adicción al alcohol, falleció su madre y apenas se hablaba con su padre. Esa terrible e inesperada pérdida, que coincidió en pleno proceso de grabación de la primera parte del álbum, le hizo sumergirse completamente en su música, liberar todas las tensiones a través de la composición y crear uno de los mejores y más irrepetibles solos de guitarra de toda su carrera profesional. Del mismo modo, en la actualidad y desde que tocara el cielo durante su actuación en la la Ceremonia de Apertura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, las desgracias y los problemas han azotado su vida cual huracanes. Divorciado de su tercer matrimonio, del que aún se está recuperando emocional, y sobre todo, económicamente, perdió a su hijo Dougal Oldfield de tan solo 33 años (fruto de su relación con Sally Cooper). A esto hay que sumar el fallecimiento de su padre, Raymond, a la edad de 93 años.
    Sigue resultando paradójico además, que una de las obras cumbre de su discografía, Ommadawn, pronunciado en realidad como “Amadán”, signifique “Idiota” en gaélico (Tal y como desveló en 2007 en su autobiografía, Mike quería añadir partes vocales que no fuesen fácilmente entendibles, por lo que solicitó a Clodagh Simmonds, cantante y compositora irlandesa, que escribiera lo primero que le pasase por la cabeza y lo tradujera al gaélico. Una de las frases era “Soy un idiota”, así es como eligió el título).

    Sin duda, tras haber realizado varias escuchas de este esperadísimo nuevo álbum, es posible afirmar que es el momento perfecto para que Oldfield ofrezca a continuación su esperadísimo Tubular Bells IV. De momento, disfrutaremos, como hacía muchos años que no ocurría, de un nuevo trabajo enmarcado en su etapa acústica, tan añorada por sus seguidores, y que supone, como indicábamos al principio, uno de sus mejores trabajos.


miércoles, 18 de enero de 2017

Gym Tony (2014)

Bueno, gente, la Navidad ya se acabó, y con ella las decoraciones, los regalos como corbatas feas y jerseis con estampados ridículos y, por ende, los empachos que sufrimos en las cenas de Nochebuena, día de Navidad y Nochevieja; y eso incluye los churros con chocolate que nos tomamos en la churrería más cercana nada más salir de la discoteca a las seis de la mañana y cuando nos comemos el Roscón de Reyes cuando llega el cinco de enero, esperando que no nos toque la faba.
 Al mismo tiempo, con el cambio de año, llegan los propósitos de Año Nuevo, pues como suele decirse: “Año Nuevo, vida nueva”, por lo que empezamos a ver o escuchar gente que proponen nuevas metas en su vida: estudiar un nuevo idioma, sacarse una carrera universitaria, aprender a pintar o, lo que está muy en boca de todos, hacer ejercicio.

 Sí, amigos míos, este es el propósito por antonomasia que mucha gente suelta cuando les hacen preguntas para la radio o la televisión, por lo que no nos tiene que parecer raro el ver gimnasios o centros deportivos a rebosar de gente para inscribirse en alguna clase. Sin embargo, suele pasar que, dependiendo de la fuerza de voluntad que le ponen, la gente se lo deja, ya sea por problemas de salud, ya sea por asuntos laborales o ya sea porque son unos vagos rematados que no tienen ganas de hacer nada en su miserable vida.

 El caso es que, cuando uno va a un gimnasio para ejercitar los músculos y esperar a perder peso, se encuentra con una gran cantidad de personajes de lo más variopinto, a los que se les denomina “fauna de gimnasio”. A saber: están los que hacen musculación pero no piernas, los que están para hacerse fotos en el espejo e ir presumiendo de tipazo mientras comparten las fotos por las redes sociales, los que se apuntan para ver si ligan, los que se inflan a proteínas, los que se creen que entienden de nutrición, los que se inflan a comer y no queman grasa... ¡Vamos, hay fauna para dar y regalar!

Y esto no es nada, comparado por lo que una persona puede encontrarse ahí dentro...

 Por ello, a algún lumbreras se le ocurrió la brillante idea de crear una serie sobre lo que puede ocurrir en un gimnasio y el grupo Mediaset le aprobó dicho proyecto. Y el resultado fue una serie cutre, casposa y con menos gracia que ver a una choni con una camiseta de Guns ‘N’ Roses: GYM TONY.
He aquí el primer elenco de la primera temporada,
esperando a que aparezcan los clientes y se rían en su cara...
 Se trata de una sitcom (por llamarla de alguna manera), en el que prima el humor absurdo, los chistes rancios, casposos, sin gracia y mil veces contados, y clichés repetitivos y absurdos.
 Cuando vi los anuncios de esta serie emitidas en Cuatro, me dije a mí mismo: “No tiene muy buena pinta, pero habrá que darle un voto de confianza, porque tan mala no creo que vaya a ser...”. Pues bien, me equivoqué... Errar es de humanos.
 Un día la pillé de refilón y tras ver un par de capítulos me puse a pensar... “A ver, ¿qué falla en esta serie? ¿De verdad es tan mala?”
 He de admitir que ha habido momentos en los que me ha sacado una media sonrisa, por lo que los chistes no son tan malos, los actores cumplen bastante bien... Por tanto, ¿qué falla? Yo le he visto dos fallos que son vergonzosos...

 1º. Las risas enlatadas: A ver, gente, el meter risas enlatadas a una serie que no hace gracia no la hace más graciosa, la hace seriamente patética. ¿De verdad os resulta gracioso que introduzcan esas “risas” en alguna situación que no tiene gracia? Si tuviese sentido, vale, lo entenderíamos. Eso sí, lo más raro es que hayan situaciones supuestamente graciosas y no añaden las risas enlatadas. Se ve que iban entendiendo que no hace falta introducirlo o les parece penoso. Eso o que se quedaron durmiendo cuando lo veían en post-producción. Eso sí que sería creíble.

 2º. Lo más grave son los personajes que van apareciendo. Así que voy a comparar los personajes con otra serie de Mediaset con un humor "zafio": ‘Aída’, Muchos os estaréis preguntando: “¿Cuál es la diferencia, si los personajes son caricaturas de estratos de la sociedad actual?” Pues, más que nada, en ‘Aída’ caricaturizan a los habitantes de un barrio bajo, y en ningún momento resulta ofensivo; pero en ‘Gym Tony’ recoge un conjunto de personajes que podrían pasar por un gym y, en vez de hacer una caricatura inteligente de ellos, los humillan. ¡Y vaya si los humillan bastante! Lo que aún no me llego a explicar es el por qué no se han quejado los propios actores de reparto. Pues yo os diré por qué: “Valeroso caballero es don dinero”. Me explico punto por punto.

 -Voy a empezar desde abajo (homenajeando el humor de esta serie), por el personaje de Tomás Pozzí, actor argentino. Como bien sabemos, este actor es de estatura baja... pues, nada, en cada escena que salga, metámosle un chiste de bajitos. Y de paso, metamos también un chiste sobre inmigrantes y clichés de uruguayos. Es decir, un dos-en-uno. Una ofensa para la gente bajita y extranjera.
¿Qué culpa tengo "sho" de que me den algo así?

 -Sigamos engordando la lista, con el personaje de Juanma Cifuentes, pues nada, lo mismo pero con chistes de gordos, no hay ni una sóla escena en la que este personaje no tenga algo en la boca. Que si un bocadillo más grande que mi antebrazo, que si va pidiendo pizzas para después de hacer “ejercicios”, que si le vemos al muchacho haciendo NADA. Mínimo esfuerzo, máxima amplitud estomacal. Ofensa a los obesos.
-Miguelón, que te he dicho miles de veces que así no vas a adelgazar ni a tiros...
-No lo puedo evitar...
 -Usun Yoon (actriz de origen surcoreano con nacionalidad española), interpreta a una monitora de Yoga y Tai-Chi de origen japonés (y su personaje se llama Shiroko Nuku Nuku; ojo con el nombrecito de marras, que parece que esté haciendo referencia a echar un quiqui. Ya sabéis, las onomatopeyas de la cama cuando hay una pareja teniendo sexo y la cama chirría con el sonido de los muelles del colchón). Pues nada, un cliché desfasado de los asiáticos. Es decir: no han tenido siquiera consideración en informarse bien para poder crear al personaje. Si hasta he pensado que esta actriz dejó la serie porque descubrió que su papel era una verdadera ofensa a los asiáticos. O eso o no renovó el contrato, a saber...
Mejor será no molestarla, no sea cosa que nos haga Jiu-Jitsu...

 -Mar Abascal (actriz y soprano) interpreta a Pilar, el típico cliché de divorciada rica y salidorra, que está a todas horas y en todos los capítulos pensando en penes, queriendo tirarse a algún mozo más joven que ella, ya sea un personaje secundario, invitado o a Tony. ¡Por favor, que este personaje nos podría dar momentazos a lo Carmen Lomana y no dan a relucir su caché!
-Disculpadme, pero necesito ir a las grandes rebajas,
a ver si así se me quita el mono de tener que soportar el estar solterona de por vida...
 -Miriam Cabeza interpreta a Vanessa, la típica choni malhablada, engreída y salidorra (ya que también se pasa el rato hablando de sexo y llevando condones hasta en el sujetador. ¡E incluso tiene algunos guardados en la taquilla del gimnasio!). Vamos, que al igual que Pilar, busca maromo desconsoladamente. Eso y que mataría por entrar a ‘Gran Hermano’ o ‘Mujeres y Hombres y Viceversa’. Por el amor de Dios, comparar a la Lore de ‘Aída’ con este esperpento es como comparar el jamón serrano con el trozo de choped que se está pudriendo en el fondo de la nevera.

Como diría Antonio Recio: "¡Ufff, qué pechotes!"

-¿Me ha llamado el Rockero Nostálgico "esperpento"?
¡Pues me vas a comer to'l toto!

 -La ‘extraña’ pareja interpretada por Mariam Hernández (Nieves) y Gerald Fillmore (José María). José María representa el típico friki calzonazos que hace lo que su pareja diga. Nunca contradice. En cuanto a Nieves, representa a la típica dominatrix: es la que quiere tener toda la razón del mundo y la que quiere que los hombres coman de la palma de su mano. Eso y que Nieves es el único personaje de la serie que, a mi parecer, tiene dismorfia muscular -o como algunas personas lo llaman ‘Complejo de Adonis’-. Por si no lo sabéis, se trata de un trastorno emocional que hace ver a la persona que lo sufre como alguien débil o delgado, por lo que realizan todo tipo de actos para obtener la musculatura idónea. Algo que, sinceramente, más que risa da pena.
Así es como se siente un hombre
cuando tiene pareja y la lleva a las rebajas...
-¡José María, que no te vuelva a pillar hablando con esa guarra!
-Pero Nieves, cariño... si esa era mi hermana...
-¡Pues peor me lo pones!
 Y antes de que se me olvide... ¿Os habéis llegado a fijar en que casi siempre las cámaras enfocan tanto el trasero de Mar como el escote de Miriam, así como las mismas partes a Mariam Hernández, cuando salen en los sketches? A ver, seamos claros y sinceros: Tanto Mar como Miriam y Mariam son tres actrices que tienen buen tipo en esta serie y hasta cualquier hombre soñaría con tener un romance con alguna de ellas, una cena elegante o lo que más le convenga... ¡Pero es que me parece muy estridente que en cada serie o película española tengan que recurrir a ese tipo de cosas para atraer gente! ¡Venga, fanservice a tutiplén! Si ya no aguantaba el fanservice que hacen en las series de animación y mangas japoneses, ni os cuento con muchas de las series y películas españolas que he llegado a ver...
Cierto es que se pueden tener buenas vistas, pero...
¿No es ya pasarse?

Sí, Sara Gómez, tendrás mucha "pechonalidad" y todo eso...
Ahora, ¿podrías hacerme el favor de dejarme hacer las cuentas, a ver si
llegamos a fin de mes?
 -También tenemos a Santi Rodríguez. Pobre... lo tienen muy encasillado. Aunque su personaje sea un cartero en esta serie, es como si volviéramos a verle hacer el rol del frutero de la serie ‘7 vidas’, lo mismo, comparaciones odiosas...
-A ver... Yo no quiero decir nada... Pero este blog necesita más gatitos y más tías en bolas...

 -El personaje de Antonia San Juan se llama Berta, una recepcionista y, a su vez, señora de la limpieza, la cual es pésima hasta decir ‘basta’. Me vais a tener que perdonar por lo que voy a decir, pero los personajes que le dan últimamente a esta mujer son sinceramente horrorosos. Seamos sinceros, a esta actriz la he conocido en algunos papeles que ha tenido en el cine: entre ellos está que salió en ‘Todo sobre mi madre’, de Pedro Almodóvar e interpretando a la madre de Yihad, uno de los personajes de ‘Manolito Gafotas’, película basada en una saga de libros infantiles (aunque de eso ya hablaré en otra crítica). Ahora la conocemos por interpretar a Estela Reynolds, una especie de “actriz” de poca monta, una diva creída, borracha y más puta que las ratas en la serie ‘La que se avecina’. Pero bueno, ya hablaré de esta serie en alguna otra ocasión. Y es eso, amigos míos, los personajes de Estela y Berta son “el mismo perro con distinto collar”, aunque edulcoran un poco a esta segunda para que no se parezca mucho, a decir verdad.

Así se siente uno cuando coge el guión de una serie mierdosa...
 -El siguiente en la lista es David Amor, que interpreta a un monitor de gimnasio. Este personaje no tiene ni puta gracia. Eso y que yo me pregunto: ¿Cómo se puede ser tan buen cómico, pero tan mal actor? Su personaje tiene la desgracia de ser el estereotipado gimnasta TONTO DEL TODO PARA SIEMPRE. Para hacer de tonto hay que saber actuar. Pongamos un ejemplo y, como no, voy a usar de nuevo ‘Aída’, esta vez con el personaje de ‘El Barajas’, interpretado por Juan José Rodríguez, un ex-yonqui que se pone a trabajar como portero en el bloque de pisos donde viven Aída y compañía. Al menos, Juanjo sabe perfectamente cómo es hacer de tonto, pero David no, por lo que yo veo. ¡Da pena verlo, por favor! Yo no sé si este hombre habrá dado clases de Interpretación o no. De ser negativa, ha cometido un gravísimo error; pero si es positivo, ha tirado el dinero a la basura.
Por muy guapo que intentes ser...
La tontería no te la encuentro, hermoso mío...
 -Luego tenemos el personaje de Carlos Chamarro, haciendo de Julio, un empresario con más pluma que el tocado de un jefe indio. Por el amor de Dios, un actor que me parece bastante solvente, humillando a los homosexuales con un personaje que es un cliché de los gays de hace unas décadas. Cada frase que suelta en cada sketch es una ofensa a los homosexuales. Es curioso, el personaje de Tony (interpretado por Secun de la Rosa) de ‘Aída’ era una completa parodia de los clichés y logró conquistar los corazones de todos. Este sólo da vergüenza verlo, bueno, a él y a todos los personajes de esta serie.
Tiene esa cara porque ha probado los nuevos geles de Durex...


 -Por último voy a hablar sobre los personajes de Petra (Carmen Ruiz), Miranda (María Hervás) y Raquel (Toni Acosta). Petra es el estereotipo cutre y casposo del gótico: va siempre de negro, se maquilla como si fuera el Cuervo, todo le importa una mierda y media y se obsesiona con la muerte. Es más, en un sketch sale diciendo este personaje que un funeral es como una fiesta de cumpleaños. ¡Madre del Amor hermoso! Me resulta irritante que hagan una burla a gente así. Yo he conocido góticos de verdad, y no son como ese personaje de pacotilla.
No pongas esa cara, Petra, hija, que es verdad...
 En cuanto a Miranda, es la típica blogger que se va haciendo fotos en todas partes, es una obsesionada de la moda y las redes sociales y habla y mete frases y palabras en inglés con un acento de pijo que da puto repelús. Eso y que, además, se mete con el resto del elenco de personajes cuando llevan algo que le llama poderosamente la ateción. Vaya... Esto me suena de un personaje de una telenovela mejicana adolescente, basada en una argentina... Por el amor de Dios, que alguien les dé con un palo selfie, a ver si se callan...
Así se le quedó la boca Miranda, tras comérsela a tantos suscriptores
de Facebook en una quedada...
 Y por último está Raquel, una pseudoecologista que practica el budismo, es una obsesionada con las dietas ecológicas (y más si son veganas) y activista anarquista. No quisiera decir mucho más sobre este personaje, ya que no he llegado a visionarlo mucho, pero sí sé que es patético a gran escala, ya que estaba obsesionada en un sketch con que su hijo era la reencarnación de Buda y darle comida vegetariana a una criatura que no tendrá ni dos meses de vida. Sí, hay padres que son así y dan ganas de darles con la mano abierta. Y añado que, además, se cree graciosa cuando no tiene ni pizca de gracia.
Así se le quedó de hinchada la cara
tras descubrir que era alérgica a las bayas de Goji...
 En fin, podría seguir destripando lo que quedan de personajes, pero se me haría completamente largo. Esto es ‘Gym Tony’, una serie mala a rabiar que, para colmo de males la quieren renovar, añadiendo más personajes al elenco, personajes que no hacen gracia, incluyendo al socorrista (Eduardo Gómez). ¡Qué soso es usted, señor mío!

 Como suelen decir algunos: “Ante la falta de calidad, lo mejor es enseñar carne”, como bien hacen las actrices que ya mencioné.